En muchas ocasiones nuestra perspectiva y modo de afrontar los problemas pueden abordarese desde una perspectiva psicológica. Mediante un proceso terapéutico, basado en el análisis personal de su caso, podemos establecer una intervención eficaz y adaptada a sus necesidades y dificultades, afrontando la situación o la problemática en cuestión. Algunos problemas habituales de la edad adulta son los derivados de la ansiedad y el estrés, estado anímico, de pareja, en las relaciones, de la alimentación, autoestima, insatisfacción o insomnio, entre otros.
Durante la niñez o la adolescencia las dificultades o cambios son especialmente importantes debido al desarrollo de la persona. En este período de gran evolución surgen variables importantes como son la relación con en el entorno y la adaptación social. En niños y adolescentes es importante poder detectar la dificultad de manera temprana, con una evaluación diagnóstica adecuada y precisa, para poder realizar una intervención precoz y evitar posibles afectaciones en el estado emocional. Algunos problemas que encontramos están relacionados con la conducta, el estado de ánimo, ansiedad y estrés, TDAH, dificultades en clase, en las interacciones sociales, alimentación, o sueño.