Los Trastornos del Espectro Autista (TEA) representan una dura prueba para los padres quienes pueden sentirse profundamente abrumados después de recibir la noticia del diagnóstico de su hijo. La educación de un niño es una tarea que requiere ya de por sí una gran implicación y energía. Una inversión de esfuerzos que es mucho mayor en el caso de niños con los síntomas del espectro autista.
Sabemos que la convivencia con el autismo puede ser extenuante. Conlleva un gran sacrificio para tu familia y genera un desgaste importante tanto a nivel físico como emocional. Por esta razón, es importante comenzar a tratarlo para mitigar y relajar estos problemas, recibir apoyo profesional y obtener soluciones.
Desde un punto de vista neuro-psicológico, la aplicación de la técnica de Neurofeedback obtiene múltiples beneficios que pueden ayudar a conseguir estas mejoras. Pero, ¿cómo funciona?
Neurofeedback es una técnica neuropsicológica cuyo objetivo es entrenar y enseñar al cerebro, ejercitarlo. Con este ejercicio, el cerebro incrementa sus funcionalidades y su capacidad para trabajar del modo más adecuado. En el paciente con TEA, se obtiene un mejor desarrollo de las funciones cognitivas, la aceleración en el proceso de recuperación del lenguaje y una conexión más cercana con el ambiente, personas y objetos que le rodean.
En consulta, es habitual que las familias se acerquen al Psicólogo desde la curiosidad y con interés por encontrar resultados positivos. La aplicación de esta técnica es realizada y siempre supervisada por un terapeuta profesional, es segura, no invasiva.
La intervención con Neurofeedback parte de una evaluación exhaustiva en la que se determina la sintomatología y los objetivos principales a alcanzar. El procedimiento o protocolo determinado evoluciona a medida que el paciente va consiguiendo los objetivos propuestos.
En los casos de TEA es habitual que las primeras sesiones aporten algunas mejoras interesantes sobre todo a nivel comportamental. Los pacientes suelen estar más relajados y reaccionan a los cambios inesperados con una actitud más afable y tranquila. Son menos irritables. En ocasiones, los tics o ecolalias pueden descender. Aparece también una mejoría a nivel de lenguaje, contacto visual y comunicación. Posteriormente, en una fase más avanzada, se suelen manifestar también las expresiones emocionales o cariñosas. Unos cambios muy agradecidos por los padres, ya que algunos de los pacientes consiguen también comunicarse verbalmente, mantener la mirada o dar abrazos…
Además, para desarrollar el mejor programa posible, basado en una experiencia cómoda y confortable, es muy importante para nuestros profesionales que los programas o tratamientos incorporen los intereses del niño o paciente, sus gustos, costumbres y preferencias. Ya que cuanto más cómodo se encuentre el paciente con un tratamiento, más fácil será de seguir, tanto para el paciente como para su entorno familiar.